martes, 27 de febrero de 2018

EL PROBLEMA NO ES LA DISLEXIA



Tienes razón, profesor, el problema no es la dislexia. Si me apuras, tampoco los son otro tipo de necesidades educativas de los alumnos, ni el TGD, ni los TEA, ni el TDAH, ni el TEL ni las siglas que quieras usar ni las etiquetas que quieras poner.

El problema es un sistema educativo hostil con los alumnos, ideado y llevado a la práctica por élites con un plan muy bien diseñado para perpetuar su estatus en la sociedad y recuperar aquel modelo tan conveniente para ellos como era/es el acceso a los estudios superiores a las elites económicas. Y el resto…mano de obra barata.
Esta ideología es la que está detrás de cuestiones como el desmantelamiento de la escuela pública que cada vez tiene menos recursos o el bilingüismo que es otra forma de criba con forma de zanahoria que se pone delante de los usuarios de la escuela pública dando una falta sensación de elitismo frente a otros niños que, por sus características madurativas, personales, socio económicas, etc. Necesitan otro tipo de escuela que, por supuesto, no se les va a dar.

El problema es que los alumnos tienen que ir forzando su desarrollo evolutivo desde el primer momento que ponen un pie en el colegio. Con tres años tienen que controlar esfínteres, algo que va en contra del desarrollo evolutivo del niño, tienen que pasar a 1º de primaria leyendo y escribiendo, algo que también va en contra del desarrollo de los niños. Ahora me dirás que algunos lo consiguen. Sí, es cierto, pero eso no quiere decir que sea lo correcto para ellos ni, por supuesto, para todos los casos. Otros sistemas educativos que han demostrado ser más, mucho más eficaces que el nuestro, no se plantean que los niños empiecen a leer antes de los 7 años, porque son sistemas educativos que piensan que los niños deben ir felices a la escuela.
¡Qué ocurrencia! Qué lejos está esta percepción de la que tenemos aquí, basada en una supuesta cultura del esfuerzo que carga toda la responsabilidad en el niño, que no les deja tiempo para jugar porque tienen que adquirir, desde infantil, unos hábitos de estudio, trabajo y esfuerzo a través de los deberes, que se envían de forma desproporcionada porque las editoriales, los pedagogos, los ministros de educación…han pensado que la forma de educar a los niños es que tenga libros y cuadernillos y fichas y resúmenes de lecturas y hay que terminarlo todo. No pueden quedar páginas sin hacer, fichas sin rellenar, por lo que, lo que no da tiempo en clase hay que hacerlo en casa.

Pero el problema más grave, para mí, es el que ocurre en lo que es el espacio más sagrado de la enseñanza: el aula. Independientemente de que estemos inmersos en un sistema, que ya hemos visto que es hostil y lamentable, de puertas para adentro el aula es nuestro territorio, ahí mandamos nosotros, los maestros, los profesores y ahí, querido colega, está el mayor de los problemas y es la existencia y la presencia en la escuela (yo diría que en general, pero voy a enfatizar en la pública porque considero que es la que está obligada a dar una educación de calidad a todos los niños) de docentes como tú, que demuestran día a día no tener ni la capacitación, ni los conocimientos sobre psicología evolutiva de los niños, ni idea de posibles dificultades de aprendizaje ni, por supuesto, de cómo afrontarlas y sobre todo, por encima de todo, lo peor una falta de empatía y de cariño por los alumnos que es la esencia de lo que nos hace maestros. Si tú, que te haces llamar maestro, no sientes la necesidad en tu interior de ayudar al alumno que te necesita, de darle la mano para ayudarle a llegar a la meta, de intentar hacerle más fácil el camino lleno de piedras que es el sistema educativo español no mereces estar ahí ni mereces ser llamado maestro.

Si solo te ajustas a los objetivos de aprendizaje y piensas que todos los niños los tienen que alcanzar por sí mismos y no estás dispuesto (y lo que es peor, no te apetece, no te sale de dentro)  a prestarles ayuda, guía; si niegas las diferencias individuales y las necesidades educativas especiales que tan bien definiste y expusiste en el examen de oposición necesario para que estés donde estás (y que se supone que elige a los mejores); si te limitas a “página tal, ejercicio cual y para casa la página cual ejercicios tal y tal) entonces, querido amigo, querido colega, tienes toda la razón y te la doy y te la reconozco: el problema no es la dislexia, el problema es gente como tú.