Tienes razón, profesor, el
problema no es la dislexia. Si me apuras, tampoco los son otro tipo de
necesidades educativas de los alumnos, ni el TGD, ni los TEA, ni el TDAH, ni el
TEL ni las siglas que quieras usar ni las etiquetas que quieras poner.
El problema es un sistema
educativo hostil con los alumnos, ideado y llevado a la práctica por élites con
un plan muy bien diseñado para perpetuar su estatus en la sociedad y recuperar
aquel modelo tan conveniente para ellos como era/es el acceso a los estudios superiores
a las elites económicas. Y el resto…mano de obra barata.
Esta ideología es la que está
detrás de cuestiones como el desmantelamiento de la escuela pública que cada
vez tiene menos recursos o el bilingüismo que es otra forma de criba con forma
de zanahoria que se pone delante de los usuarios de la escuela pública dando
una falta sensación de elitismo frente a otros niños que, por sus
características madurativas, personales, socio económicas, etc. Necesitan otro
tipo de escuela que, por supuesto, no se les va a dar.
El problema es que los alumnos
tienen que ir forzando su desarrollo evolutivo desde el primer momento que
ponen un pie en el colegio. Con tres años tienen que controlar esfínteres, algo
que va en contra del desarrollo evolutivo del niño, tienen que pasar a 1º de
primaria leyendo y escribiendo, algo que también va en contra del desarrollo de
los niños. Ahora me dirás que algunos lo consiguen. Sí, es cierto, pero eso no
quiere decir que sea lo correcto para ellos ni, por supuesto, para todos los
casos. Otros sistemas educativos que han demostrado ser más, mucho más eficaces
que el nuestro, no se plantean que los niños empiecen a leer antes de los 7
años, porque son sistemas educativos que piensan que los niños deben ir felices
a la escuela.
¡Qué ocurrencia! Qué lejos está
esta percepción de la que tenemos aquí, basada en una supuesta cultura del
esfuerzo que carga toda la responsabilidad en el niño, que no les deja tiempo
para jugar porque tienen que adquirir, desde infantil, unos hábitos de estudio,
trabajo y esfuerzo a través de los deberes, que se envían de forma
desproporcionada porque las editoriales, los pedagogos, los ministros de
educación…han pensado que la forma de educar a los niños es que tenga libros y
cuadernillos y fichas y resúmenes de lecturas y hay que terminarlo todo. No
pueden quedar páginas sin hacer, fichas sin rellenar, por lo que, lo que no da
tiempo en clase hay que hacerlo en casa.
Pero el problema más grave, para
mí, es el que ocurre en lo que es el espacio más sagrado de la enseñanza: el
aula. Independientemente de que estemos inmersos en un sistema, que ya hemos
visto que es hostil y lamentable, de puertas para adentro el aula es nuestro
territorio, ahí mandamos nosotros, los maestros, los profesores y ahí, querido
colega, está el mayor de los problemas y es la existencia y la presencia en la
escuela (yo diría que en general, pero voy a enfatizar en la pública porque
considero que es la que está obligada a dar una educación de calidad a todos
los niños) de docentes como tú, que demuestran día a día no tener ni la
capacitación, ni los conocimientos sobre psicología evolutiva de los niños, ni
idea de posibles dificultades de aprendizaje ni, por supuesto, de cómo
afrontarlas y sobre todo, por encima de todo, lo peor una falta de empatía y de
cariño por los alumnos que es la esencia de lo que nos hace maestros. Si tú,
que te haces llamar maestro, no sientes la necesidad en tu interior de ayudar
al alumno que te necesita, de darle la mano para ayudarle a llegar a la meta,
de intentar hacerle más fácil el camino lleno de piedras que es el sistema
educativo español no mereces estar ahí ni mereces ser llamado maestro.
Si solo te ajustas a los
objetivos de aprendizaje y piensas que todos los niños los tienen que alcanzar
por sí mismos y no estás dispuesto (y lo que es peor, no te apetece, no te sale
de dentro) a prestarles ayuda, guía; si
niegas las diferencias individuales y las necesidades educativas especiales que
tan bien definiste y expusiste en el examen de oposición necesario para que
estés donde estás (y que se supone que elige a los mejores); si te limitas a
“página tal, ejercicio cual y para casa la página cual ejercicios tal y tal)
entonces, querido amigo, querido colega, tienes toda la razón y te la doy y te
la reconozco: el problema no es la dislexia, el problema es gente como tú.