lunes, 28 de julio de 2014

Sobre trolles y pasados oscuros....

Llevo una mala semana. No sé si me he convertido en un troll de algunos que eran mis amigos (digo eran porque no estoy segura de que sigan siéndolo mucho más tiempo) o si son ellos los que se han lanzado contra mi yugular, pero como os comentaba, llevo una mala semana. Me siento como en un debate de Intereconomía o como en “La sexta noche” que es lo más parecido que se ha quedado en televisión ahora que la cadena del toro de Osborne ha desaparecido de la parrilla, (incomprensiblemente dada la calidad de sus programas). El caso es que me encuentro inmersa en discusiones en las que intento dar mi argumentación razonada y me encuentro con respuestas propias de Marhuenda o de Eduardo Inda, mucha acusación de demagogia, mucho criticarme por incongruente o, algo que me ha llegado al alma, que rozo la “necia arenga”. Me gustaría que las personas que me critican me ofrecieran sus argumentos, porque si solo se dedican a tratar de deslegitimarme no puedo hacerme una idea de cuáles son realmente sus argumentos y no puedo ver si realmente estoy equivocada. Franca y prepotentemente creo que no estoy equivocada. Creo que las ideas que defiendo y defiende gente de la talla intelectual de Juan Diego Botto, Rosa María Artal, Jesús Maraña, José Luis Sampedro o José Saramago, entre otros muchos que admiro, son las correctas y me parecen tan elementales, tan lógicas que me sorprende que se pongan en duda y pienso que aquellos que comparten ideas con la cúpula del PP, Paco Marhuenda, Eduardo Inda o Alfonso Rojo, entre personajes hacia los que siento una mezcla de pena y repugnancia, no sólo están equivocados, sino que no argumentan porque no pueden. Porque ya no pueden defender lo indefendible. Porque ha llegado un momento en que, incluso en España, que somos un país que traga de todo, que ve como normal que los políticos, los reyes, reinas, cuñados de reyes, hermanas de reyes, etc. nos roben, que hemos soportado que nos mientan, que nos llamen imbéciles a la cara, porque hemos soportado cagadas de una serie de políticos de los dos signos que han gobernado de forma alternativa... y después de soportar más de lo que nadie puede soportar…ya no podemos más. Y ya no nos tragamos los así son las cosas, lo de que la gente de izquierdas quiere vivir como la de derechas porque quiere tener un mercedes en la puerta, lo de que la escuela pública es una alternativa para pobres, que las escuelas concertadas existen porque los padres las piden y se respeta su derecho a elegir, mientras que la realidad es que se cierran escuelas públicas y se sustituyen por concertadas, privado del derecho a elegir a los que queremos una escuela pública, igual que una sanidad pública, universal, de calidad y gratuita. Bueno, el caso es que, como llevo dos conversaciones de debate malo de la tele y parece que no me hago entender y este blog surgió desde la más freudiana necesidad catártica….pues eso, voy a desahogarme un rato y a hacer una pequeña reflexión que apacigüe mi alma. En primer lugar, recuerdo una frase de una de las personas que más cambió mi vida, dándole el giro que me ha llevado a donde estoy ahora, enfrentándome a trabajadores que se creen clase media y haciendo flipar en colores a viejos, muy viejos amigos, que me conocieron en otra época de mi vida, con las ideas menos claras y que no me reconocen en el cuerpo de este salmón (Rosa María Artal dixit) que se siente luchando a contracorriente mientras los percebes, ya no solo le observan y critican desde su letargo en la ignorancia, sino que tratan de clavarle su uña mientras lucha y lucha por seguir avanzando. Esa persona es mi queridísima “hermana mayor” Teresa (las otras personas son mi marido y como referente ideológico Arundhati Roy (“El álgebra de la justicia infinita) y Simone de Bouvier, gracias a la cual me convertí en una joven formal. Pues mi querida Teresa decía que “la ignorancia es la felicidad”, lo decía en un contexto muy concreto, pero creo que se puede aplicar a la vida en general. Veo gente a mi alrededor que no parecen preocuparse por las mismas cosas que yo y creo firmemente que son más felices. Algunos de ellos porque viven en un mundo diametralmente opuesto al mío, ganan mucho más dinero y tienen un estilo de vida que transcurre entre viajes, escapadas y estaciones de esquí, por lo que puedo entender que sus preocupaciones no sean las mías….en estos casos me viene a la mente otra frase que he oído o leído, no recuerdo, recientemente, se piensa como se vive. Pero hay gente de mi entorno, con hijos en edad escolar, que van al médico a la seguridad social….y sin embargo….no solo no comparten mis preocupaciones sino que defienden al modelo que las ocasiona, las mantiene y las empeora…y no lo puedo entender y me llena de frustración porque no responden a mis argumentos con otros argumentos que los desmientan o los contradigan sino que tratan de deslegitimizarme…. Los dos temas de la polémica han sido los siguientes: • Escuela pública vs escuela concertada: Yo defiendo que la escuela pública no es una alternativa para pobres y que debe ser de la máxima calidad, para lo que es necesario que se invierta en ella. No hay derecho que se le niegue dinero a la pública y se redireccione a construir colegios concertados, cuanto más fanáticos religiosos, mejor. Los profesores de la pública han demostrado de manera objetiva, a través de las oposiciones, su valía para realizar su trabajo. En la escuela concertada y privada se presupone esa calidad, pero depende de nuestra fe, porque se les elige a dedo. Yo abogo por un sistema público de calidad y un sistema privado para que el que quiera que sus hijos recen el Ave María antes de empezar la jornada o se les separe a los niños de las niñas que lo pague él de su bolsillo. Se entiende muy bien con un ejemplo de mi marido: yo como estado proporciono a TODOS los habitantes un sistema público de autobuses gratuito, cómodo, puntual, que llegue a todas partes. Si alguien quiere ir en un coche BMW o Mercedes, está en su derecho, como no, pero que se lo pague. Lo que no es un derecho del propietario del BMW o Mercedes es que YO con mis impuestos le pague el BMW o el Mercedes para que él pueda elegir ir en bus o en coche BMW o Mercedes. Se entiende ¿no? • La segunda discusión de mi semana es en torno a Pablo Iglesias. Ha sido una reproducción a pequeña escala de lo que sufre él a diario, pero yo no tengo su templanza (que espero que no pierda pillándose un rebote como el que tengo yo hoy y pierda los papeles contestando a los que le insultan como, por otra parte, merecen) soy más vehemente y estoy un poco harta de esta derecha “sin complejos” que esgrime sus descalificaciones (porque insisto en que carece de argumentos y tiene de sobra por donde callar) y ataca a las ideologías de izquierdas con comentarios tan grotescos como que los de izquierdas tienen que donar sus sueldos porque para eso son de izquierdas o que mucho pensar de izquierdas pero luego quieren vivir como gente de derechas porque quieren tener un Mercedes en la puerta. Pues bien, a estos mis trolls o trolleados, que aún no lo tengo muy claro, les voy a aclarar un par de puntos. Me parece intolerable ( aunque me siento satisfecha porque creo que es fruto del miedo que tiene la derechona de este país a una alternativa interesante de izquierdas) que se someta a semejante escarnio constante a Pablo Iglesias por haber sido una persona que ha fundado un partido, ha ofrecido un discurso y ha conseguido unos buenos resultados en unas elecciones. A raíz de ahí, programas como “la sexta noche” se ha convertido en un monográfico de tiro al blanco sobre Pablo Iglesias, al que le valoro, insisto, su templanza y serenidad, yo hace mucho que le hubiera puesto un ojo morado a Marhuenda y otro a Inda. Además creo que las cosas que dice sobre el trabajo, los trabajadores y la distribución del capital, sobre rescates con dinero público a bancos que dejan a la gente sin sus casas, etc. son cosas de un sentido común tan básico que, claro, solo se pueden contrarrestar con descalificaciones porque no existen argumentos válidos para hacerlo. Y, para terminar, porque excedo con mucho la longitud precisa de una entrada de blog y les voy a dar la razón con lo de que soy una cansina, ante el galimatías de las personas de izquierdas que quieren vivir como los de derechas…. Bueno, ante semejante memez creo que rumiaré un poco más otra entrada para una próxima entrega.

sábado, 5 de abril de 2014

"El Jefe Infiltrado"

El jueves día 03 de Abril, la Sexta estrenó “El Jefe Infiltrado”, un nuevo programa dentro de los reality show que en, estos tiempos que corren, son tan del agrado del público en general. El anuncio de dicho programa ya despertó mis recelos y no me despertó en absoluto las ganas de verlo, pero debo reconocer que me pudo la curiosidad y acabé viéndolo. El programa desbordó todas mis expectativas y me dio mucha rabia que una cadena como la Sexta, que emite programas de tanta calidad como el Intermedio, Salvados, El Objetivo, Al Rojo Vivo… caiga en servir semejante bazofia. “El Jefe Infiltrado” comienza presentándonos a un pizpireto joven jefe de una cadena de comida rápida. La presentación del muchacho incluye remarcar con mucha intensidad que el jefe es incansable en la ejecución de sus tareas. Su mujer se queja de que en vacaciones está con el móvil de trabajo constantemente encendido y disponible para cualquier cuestión que evite la caída del emporio pizzero. Tanta es su responsabilidad. Prosigamos. El programa consiste en que se “camufle” al jefe para que, siguiendo sus propias palabras, en una frase que pone en funcionamiento la emisión de bilis por parte de mi hígado, “salir de la zona de confort, para descender a la realidad de los empleados”. El jefe disfrazado entra en distintas pizzerías y analiza desde su anonimato la situación de los empleados. Después, ya con su verdadero yo, les recibe en su despacho y, utilizando el plural mayestático que hace que la bilis que lleva revolviendo tu estómago todo el programa pugne por salir (desconfío de los empleados, tengan el cargo que tengan, que hablan de sí mismos y de la empresa como un todo), informa a los empleados de sus impresiones. Primero la bronca a un empleado, un repartidor, que corre para entregar las pizzas en el tiempo que promete la empresa y que tiene la desfachatez de decir que no se va a quedar a trabajar más horas de las que corresponde a su contrato (horas que, seguramente, si hiciera, no cobraría, pero este detalle no nos lo aclara el superjefe), otro tirón de orejas a otro empleado que comete el delito de no pensar que tener que pasar una hora tras otra, un día tras otro, disfrazado de ficha de dominó repartiendo globos y folletos del restaurante, es el trabajo más divertido del mundo (como le parece al jefe que “desciende de su zona de confort” un ratito para jugar a ser proletario). Y, por fin, los reconocimientos a los empleados ejemplares. Esos que trabajan 12 horas por 300 euros, esos que tocan la fibra del corazoncito del jefe que empezó como pizzero, pero que no recuerda lo que supone tener un contrato basura, no un ratito para un programa de televisión, sino todos los días. Y ¿cuál es ese reconocimiento?. La resistencia de mi estómago (curtido ya en estos tiempos de crisis y corruptelas PPolíticas varias) llega a su límite: un crucero de lujo de una semana para una empleada que no puede compaginar su vida “profesional” con la personal y la atención a su hijo pequeño y un ascenso y un fondo de 10.000 euros para los estudios de otro empleado que, recordemos, trabajaba 12 horas por 300 euros. ¡Qué buena es la empresa!, ¡Cómo recompensa el trabajo de sus empleados abnegados y leales! ¡PUAG! Vamos a ver, señores de Domino´s Pizza (donde creo que no compraré una pizza en mi vida) yo lo que creo que deberían hacer es poner jornadas de trabajo flexibles para que se pueda compaginar la vida laboral con la personal (se puede, en Europa se hace) y hacer contratos dignos con sueldos dignos. Me parece ofensivo y humillante el “donativo” de 10.000 euros (¿Cuáles son los beneficios de esta cadena de restaurantes?) cuando lo que tendría que hacer es darle un sueldo digno y qué el empleado mismo pagase los estudios de sus hijos o lo que le dé la gana. Resumiendo, que lo que pensé en su momento cuando vi el anuncio, jefes que se descubren como incapaces de realizar el trabajo que, diariamente, hacen sus empleados ( en el anuncio sale un jefe vomitando porque tiene que rebuscar en la basura mano a mano con sus empleados de lo que parece ser una planta de reciclaje. Por si no hubiese quedado suficientemente en ridículo el susodicho jefe, se muestra a una empleada diciéndole que si no hay para comer se trabaja en lo que sea y que ella tiene que hacer eso TODOS LOS DÍAS. ¡Toma ya jefe!, bofetada de realismo y dignidad, todo en uno) y que se permiten el lujo de juzgarles y fiscalizarles y, todo lo más, les dan un caramelito para que parezca que la empresa es el remate de los tomates y se preocupa de sus trabajadores, cuando la realidad es que va a seguir manteniéndoles en la misma miseria, se ha confirmado plena y repugnantemente, al ver el programa. Refleja y perpetúa demasiado bien el tiempo en que vivimos, en los que se confunde contrato laboral con esclavitud y derechos laborales con privilegios. No volveré a verlo, me da demasiado asco.